lunes, 7 de junio de 2010

Verano sin sombra

Los plátanos de sombra de Valladolid están enfermos. Al principio pensé que era el calor repentino o quizás el viento quienes habían precipitado las hojas antes de tiempo. Pero no. La culpa es delgnomia veneta, un hongo sin tratamiento químico posible y que sólo se irá con una poda radical. Dicen que son 10.000 los plátanos afectados en la ciudad, que es como decir que está amenazada la sombra de cientos de paseos y de bancos en los que los vallisoletanos se paran a descansar. Parece que están afectados los plátanos de toda España, pero más los de Madrid para arriba, porque el calor ralentiza la enfermedad. Y lo cierto es que en este paréntesis de bochorno me ha dado la impresión de que las hojas han caído más despacio.

Miro para arriba y veo decenas de plátanos afectados. Se entremezclan las hojas verdes con otras que se oscurecen y retuercen como si hubieran ardido. Para la gente que vive en la calle –los jubilados, los niños, los despistados sin oficio ni beneficio que no se rinden a los encantos del sofá y la tele y salen a la calle–, el gnomia veneta es un cruel ataque a la normalidad. La sombra es un disfrute simple y universal, gratuito y necesario. La sombra de los árboles permite que el verano sea soportable para los que no tienen ni tendrán aire acondicionado. Y en este año de crisis y caos, de recortes y cabreos, ha tenido que venir el hongo ése. Sólo nos falta que las pirañas se apoderen del Pisuerga.

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