sábado, 12 de septiembre de 2009

Contrincantes

Ahora que lo pienso, hace ya bastante tiempo que ningún vallisoletano me recuerda eso de que Segovia fue la última en sumarse al mapa autonómico. Como por fortuna es verdad que no ofende quien quiere, rememorar esa pequeña hazaña provincial me levantaba el ánimo, y no porque me fuera a lanzar al monte para defender nuestra especificidad, sino porque llevar la contraria siempre entretiene. En mi juventud estas cosillas autonómicas no me las tomaba demasiado en serio, toda mi ilusión era triunfar en la Complutense y salir por Malasaña, y Valladolid me parecía un sitio mustio y lejano.

Todavía hoy me cuesta entender las peleas, por fortuna sólo dialécticas en estas tierras, en defensa del lugar donde uno nació. Pero ahí están. Basta con asomarse a periódicos locales de provincias como Burgos y, sobre todo, León, para comprobar la vigencia de la famosa teoría “dadme a un contricante con el que compararme para argumentar mis desdichas”. Como la pequeña Segovia no aspiraba a ser capital regional, ni sede de las Cortes, ni refectorio de consejo alguno, nos hemos librado de tener que buscar al culpable de nuestras frustraciones más allá de nuestros feudos.

A pesar de todo, he de reconocer que me he dado por aludida cuando el alcalde de Valladolid dijo el otro día que prefiere a Santander como capital europea 2016. Seguro que a León de la Riva Segovia y Burgos le parecen chulas, pero lleva veraneando en Suances 32 años y no ha podido evitar seguir los dictados de su corazón. Igual que el presidente cántabro, que le acompañaba en ese momento, y que remató: “en lo del 2016, quien más chifle, capador: cada uno tiene que luchar por lo suyo”. Y no hay más frases memorables porque no estaban por allí los alcaldes de otras ciudades candidatas, que, iniciada la guerra, habrían soltado sentencias similares, todo por el europeísmo.

Estas pequeñas extravagancias de nuestros políticos, además de entretenernos, nos aclaran con qué clase de pegamento está amarrado el territorio regional, y seguro que muchos mapas más. En castellano antiguo: unos y otros nos importamos un pimiento. Una vez asumido, como diría un consejero matrimonial, llevarse bien es cuestión de voluntad.

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