lunes, 20 de diciembre de 2010

Valladolid en la cartera

Hay bastantes posibilidades de que usted lleve en su cartera algo de Valladolid, y no me refiero a una fotografía dedicada de su alcalde. Mire bien; ahí, en el décimo del sorteo que se celebra el día 22. Sí, ese cuadro, esa adoración de pastores está en Valladolid, en la iglesia del Salvador, cerca de la Plaza de España. Conocía el templo porque en enero se reúnen a sus puertas decenas de perros, gatos, periquitos y otras amadas mascotas para recibir la bendición de San Antón, pero nunca había entrado en la capilla de San Juan Bautista. Es la vida de éste la que se narra en los relieves del retablo, flanqueado por dos óleos sobre tabla, uno sobre la adoración de los Reyes y el otro, la de los pastores, la que protagoniza los décimos de la Lotería de Navidad. Desconozco si por esa circunstancia los vallisoletanos habrán comprado este 2010 más participaciones, pero dudo que nos superen en la afición a los segovianos, y no digamos a los sorianos, que son el colmo lotero de la región y del país.

Me avergüenzo: un año más llevo demasiada lotería pero ¿tengo yo la culpa de que Segovia no lograra ser autonomía uniprovincial? Pues no, alguien decidió que fuéramos nueve provincias, y conozco a gente en todas, así que multipliquen. Todos los décimos comprados de mano en mano, porque una de las cosas que más vergüencilla dan es hacer cola en una administración de lotería, salvo que uno esté de turismo. Me siento mal por haberme gastado demasiado en una inversión tan arriesgada, y también me siento mal porque encima llevo menos que mis compañeros de trabajo. Porque, seamos francos, el problema no es que no salga tu número, ¡el verdadero problema es que salga el del vecino! Así que, con San Juan Bautista como testigo, pediría que, si no me toca a mí, el Gordo se vaya lo menos lejos a Mondoñedo.



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