lunes, 5 de abril de 2010

La fama, en cuarentena

Lleva tiempo el Campo Grande a medio gas. Acaban de rellenar el estanque, tras un invierno desnudo en el que unas obras mostraron los tuétanos de su transparencia, que estaban a poco más de un metro de profundidad. También, como las flores del jardín del gigante egoísta, huyó del interminable invierno la estatua que corona la fuente de La Fama, para ser restaurada. No sé por qué los vallisoletanos del XIX eligieron a esta diosa alada para recordar a Miguel Íscar, el alcalde que creó el parque. Porque la Fama era –es– una caprichosa irritante que tan pronto encumbraba a un romano tarugo que ponía a caer de un burro a otro paciente y sabio.

Si naces, trabajas y mueres en el mismo lugar, tu fama está adscrita a la de tu linaje. Si eres la duquesa de Alba esto puede ser una monada, pero si resulta que a tus ancestros los conocían como “los mamones” o los “pichafloja”, no tienes otra que tirar para adelante con lastre incluido. Cuando sales fuera, durante algún tiempo flotas en el limbo del desconocimiento, y tienes alguna –leve– posibilidad de construir tu fama de nuevo, algo que debería ser un derecho recogido por la Constitución. Digo leve porque en la marea urbana de “todos iguales” también hay clases. ¿Qué te hace respetable? Primero, y a bulto, la ropa: ir de marca es ir sobre seguro. Segundo, el coche (si lo tienes): yo no distingo más que los colores, pero noto que se clasifica al vecindario por los euros que vale el mamotreto que tiene en el garaje. Tercero, y tras indagar convenientemente: el trabajo. Si eres funcionario ya das bastante confianza, a pesar de que circule tanto chiste venenoso contra ellos; pero lo que da mejor fama es ser notario, registrador de la propiedad o médico; empresario, sólo si es de “gama alta”.

La buena fama, pues, está bastante relacionada con la cuenta corriente, y un excelente símbolo de ello es la Visa Oro, que te otorga un DNI clase supra, como en el AVE. Los pobres, lo siento, quedan excluidos de esta carrera. Hace mucho que no oigo eso que decía mi abuela de mujeres sin recursos que eran “muy trabajadoras, muy buenas y muy limpias”. Digamos que el tema de la honradez ha pasado a desuso en la escala de reconocimiento social.

Luego están las “famas” colectivas. La que se le da a una marca, a una tienda o a un restaurante, o sea, la fama que hace más apetecibles a cosas con precio. Esa también funciona con zonas o barrios enteros: es la que dice que Pajarillos o el Barrio de España son germen de conflicto y que por la calle Santiago circulan las buenas gentes de esta ciudad. Seguidamente está la fama de “tojunto”, que resume el espíritu local sin matiz alguno: así Valladolid es “Fachadolid” y Segovia un barrio de Madrid. El teorema “tojunto” dice que en Castilla y León tenemos fama de recios, pelín sosos, callados y sensatos; que los españoles vivimos en la calle y llegamos tarde a las citas; que los europeos nos creemos la crema y nata del mundo, y los terráqueos el centro de la creación.

Esa ignorancia hacia la verdad del otro ha sido así y creo que seguirá siendo así, porque es más confortable el tópico que la duda. Dice la wikipedia que la diosa Fama tenía un ojo en cada pluma de sus alas, y una lengua por cada ojo para repetir todo lo que escuchaba por ahí. Todo esto hoy resulta absolutamente moderno: basta con sustituir la pluma por la @ y la lengua por las tres www. Como la diosa, internet te convierte en eterno candidato a linchamiento público porque un día dejaste pasar una multa de aparcamiento sin pagar, o te encumbra como el tipo más amistoso del mundo, poseedor de más de cinco mil colegas en Facebook. Ahora la buena o la mala fama, en vez del invisible y maledicente cotilleo de una parroquiana, la crea una tontería colgada de forma indeleble en Internet. Gentes trabajadoras, honradas y limpias del mundo: hagan voto de castellano silencio sobre cualquier presunción que tenga que ver con el prójimo. Sé que no es fácil y que chismorrear es divertido pero, vamos a ver, ¿qué clase de ciencia es esa que acierta más cuanto menos sabe de algo o alguien?

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