jueves, 18 de marzo de 2010

Promoción Cambridge

En la cola del colegio hay opiniones diversas sobre si los niños deben regresar a casa con cuatropecientas hojas de deberes o si les estamos aburriendo antes de tiempo. Hay quien prefiere la Religión y hay que opta por lo “otro”, que ya no se llama alternativa, ni ética, ni nada, es pura abstracción, como los rizos de Punset. Hay quien lleva al crío con biofrutas y quien le pone de almuerzo cebolletas. Pero el quórum es total cuando se habla del inglés: ahí todos los progenitores se cuadran y acatan que es fundamental para el futuro.

Esta percepción paterna de que al hijo hay que alimentarle, vestirle, ayudarle a aprender a caminar y cuanto antes imbuirle en el idioma de, pongamos un ejemplo útil y millonario, Bill Gates, está tan perfectamente coordinada con el pensamiento dominante que una de las críticas más atroces que hoy por hoy se puede hacer a un líder político es que no hable perfecto inglés, no que diga y haga tonterías a días alternos. Da igual que, con los pies en la tierra, la mayor parte de los españoles difícilmente se hayan cruzado en su trabajo con más palabras en inglés que “Windows”: siendo bilingües hubiéramos ganado, e incluso ligado, mucho más.

El primer libro de inglés que yo tuve sólo tenía dibujos, y una única página final escrita con el “Hail Mary”, el “Ave María”, que la verdad es que aprendí a la perfección. Con este material estuvimos un montón de años, experimentado lentos progresos. Me acuerdo de lo que se reían compañeros alemanes de la universidad cuando les decíamos que habíamos estudiado inglés durante más de ¡diez años!, cuando ellos llevaban sólo tres con el español y nos daban cien mil vueltas. Esta sensación de haber hecho el primo, compartida por mucha gente de mi edad, generación arriba o abajo, explica parte de las incongruencias actuales. Que un colegio se publicite como “bilingüe”, sin aclarar más al respecto, le da un toque Cambridge de lo más atractivo. En esto el cliente tiene la razón, y los padres piden inglés full time.¿Quién quiere ideario educativo, teniendo genitivo sajón?

El problema es que esto del bilingüismo no es gratis. En Valladolid hay varios colegios privados-privados, con cara matrícula, que imparten prácticamente todas las asignaturas en inglés o francés; bueno, en algunos imparten las que consideran “marías” –el dibujo, la educación para la ciudadanía y la gimnasia–, en castellano recio. Luego hay bastantes colegios concertados, y algunos públicos, que introducen el inglés generalmente en esas mismas “marías”. En los más, el idioma ocupa un par de horas, y punto. En fin, el desconcierto es total, la culpabilidad de los padres de hijos no bilingües, grande, y el gasto familiar, creciente. La oferta para padres desesperados es enorme: campamentos de verano, semana santa y entretiempo, academias, revistas, juegos de ordenador o DVD que son un rollo y que el niño cambia por Bob Esponja en cuanto te descuidas.

Estoy segura de que los responsables de diseñar nuestro sistema educativo, con sus mentes bilingües, habrán valorado numéricamente el poso de inteligencia que todas estas variantes dejarán en los cerebros de las nuevas generaciones. De hecho, estoy dispuesta a hablar castellano sólo en la intimidad, si es por el bien del futuro laboral de nuestros hijos. Total, si se nos olvida un poquillo de vocabulario de nuestra lengua, siempre nos la podrán enseñar de nuevo los inmigrantes latinos que han venido a vivir con nosotros.


No hay comentarios:

Publicar un comentario