lunes, 1 de marzo de 2010

Violetas perfectas

Ya están aquí las primeras violetas. Después de los vientos “perfectos” del sábado, el domingo encontramos tres violetas, con los pétalos encogidos, que se escondían entre la hierba del jardín de abajo. Aunque los astrónomos dicen que la primavera no llegará hasta las 18:32 horas del sábado 20 de marzo, para mí, a todos los efectos, la primera violeta anuncia que lo peor ya ha pasado.

De pequeña iba con mi madre a la cuesta del Refugio a buscar violetas, la flor más diminuta y deliciosa de la flora cercana. Había primaveras que no encontrábamos ninguna, y eso las hacía más preciosas aún. Aquí en Valladolid no tengo que ir muy lejos, porque en el jardín de la comunidad de vecinos se dan sin dificultad: hay primaveras que suman cientos, el olor emborracha, y me dan ganas de dedicarme a la jardinería, preparar té con pastas y escribir con pluma y tintero, como a las damas victorianas. Yo pagaría por un ramito de violetas, pero son gratis, como todas las cosas perfectas.

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