martes, 18 de mayo de 2010

Valladolid F.C.

Me regañan los de Valladolid porque no me solidarizo con el Pucela. He de decir que en las últimas semanas a pesar de mi naturaleza antideportiva me emocionó que algunos vecinos colgaran de sus ventanas la bandera blanquivioleta, en lugar de la colada. La llegada de Clemente, -no de Silvia, sino del de Bilbao- encendió las esperanzas, cuando ya la cosa iba en caída libre. Aunque no conozco ni un solo nombre de la plantilla, comprendí que poco había que hacer cuando, la semana pasada, escuché por la radio a los aficionados, admitiendo que “sólo los fallos de los otros pueden librarnos del descenso”. Cuando tu única carta es que el otro pierda, la suerte está echada.

Lo siento por los aficionados, porque seguro que viendo partidos de Segunda se pasa todavía más frío en el estadio Zorrilla, y además las gradas estarán más vacías. Lo siento porque hay muchos millones de forofos que sólo saben situar en el mapa las ciudades que tienen algún equipo reconocido, con lo cual Castilla y León queda condenada, un año más, a ser un gigantesco solar. Bueno, al menos el Quesos Entrepinares ganó en Segovia la copa del Rey, pero de rugby, salvo que juegan con una pelota con forma de melón, todavía tengo menos conocimientos que de fútbol.

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