domingo, 24 de octubre de 2010

Buscando a San Frutos

Hace un par de semanas me puse a buscar a San Frutos por Valladolid. Pensé que tal vez su imagen se venerara en alguna parroquia de pueblo, así que cogí el teléfono y llamé al departamento correspondiente, es decir, al Arzobispado. Me pasaron con un sacerdote que conocía bien la iconografía provincial. “Pues no… en el área de Peñafiel, nada, seguro, y en el resto, pues tampoco. Es que es un santo muy local”, me dijo. Descartada la inexistencia de una imagen de San Frutos que se venerara en Valladolid, consideré la posibilidad de que al menos pudiera venderse una talla, una medalla o al menos una estampa con el bondadoso vecino del Duratón. De nuevo al teléfono, esta vez con el Santuario Nacional de la Gran Promesa, una tienda de artículos religiosos que está precisamente en la calle Santuario. “No, no tenemos nada. Lo mejor es que preguntara a alguna librería de Segovia”, me sugirió la amable dependienta.

San Frutos se me resistía. Probé en internet, pero no aparecía ningún vínculo entre el Santo y Valladolid; incluso lo intenté en inglés, poniendo en búsquedas “Saint Fruits”. Nada, detrás de San Frutos aparecía una y otra vez Segovia, como conceptos indisolubles. Pensé que la única manera de encontrar a San Frutos en Valladolid era buscando a la vez a Segovia. ¿Dónde? Obvio, en el Centro Segoviano. Se puso un señor muy majete, que atiende el restaurante y que es de Cuéllar. “¿Que si tienen en el centro alguna imagen de San Frutos? De Santa Águeda sí, pero de San Frutos no me suena. Vamos, que no lo sé. De hostelería y restaurantes pregúnteme lo que sea, que de eso sé un rato… A lo mejor el presidente del Centro Segoviano puede contestarle”. Eso hago. Llamo a José Luis Bellido, natural de Ortigosa de Pestaño, hijo de ferroviario, que emigró con su familia a Valladolid, y aquí se quedó. Vive en el barrio obrero de Las Delicias, “el más segoviano de Valladolid, porque cuando llegó el boom de los años del desarrollo vinieron muchas familias segovianas a trabajar aquí”. José Luis, que es presidente del Centro desde hace muchos años, tiene que conocer la respuesta a mi pregunta: ¿Hay un San Frutos en Valladolid? Me asegura que no hay, que de hecho él mismo intentó sin éxito que se comprara una imagen. “Es un santo tan poco común que resultaba muy caro hacer una escultura, y además es que ni siquiera hay imágenes que copiar, salvo la de la Catedral y una muy deteriorada que hay en la ermita”, dice.

Hablando del ausente San Frutos, me entero de que, gracias al Centro Segoviano, en Valladolid la Virgen de la Fuencisla tiene su propia capilla (el triduo es precisamente estos días, coincidiendo con San Frutos), en San Felipe Neri, una iglesia de la céntrica y peatonal Teresa Gil. ¡Quince años en Valladolid y ahora me entero de que hay una imagen de la Fuencisla! Voy a conocerla. La iglesia está abierta y tranquila, apenas un par de mujeres están sentadas en los bancos, esperando la siguiente misa. Sí, en la capilla más cercana al altar, allí está la Fuencisla, vestida de azul celeste. Una parroquiana se me acerca y me pregunta que para qué estoy haciendo fotos. “Pues mire, para contar a mis paisanos de Segovia que aquí en Valladolid también está la patrona de Segovia. ¿No cree que es bueno que la gente lo sepa?”, le digo, buscando su aprobación. Me mira un momento y se da la vuelta, contestando: “Pues no sé si será bueno… o malo”. Encuentro esta contestación de un existencialismo muy vallisoletano, y me bato en retirada. Pero contenta. Me gusta que haya una Fuencisla en pleno centro de Pucela. Y tampoco me parece mal que San Frutos sea un desconocido. Así tiene a sus devotos segovianos mejor atendidos.


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